Andrés
recorre la hermosa avenida, llena de árboles a ambos lados de la
calzada, el trayecto lo realiza cada tarde para volver a su casa.
Hoy
se le ha hecho algo tarde, en esta época del año (diciembre),
empieza a oscurecer muy pronto.
Las
farolas no se han encendido, seguramente será por ahorrar energía,
corren tiempos difíciles, él,(piensa), a su edad los a visto pasar
de todos los colores. De pronto cree oír una voz,pero sigue su
camino. La noche se ha convertido más cerrada, algunas sombras
juegan con su imaginación, le hacen ver seres terroríficos - sabe
que son matorrales, que solo es su cabeza que crea figuraciones.
Alguien
le pide auxilio, es la misma voz que creyó oír.
-¿Quién
es?, ¿dónde está?
-Auxilio,
buen hombre.
Parece
que viene de aquel árbol -se dice para sí – que extraño nunca me
había fijado en el. Hasta juraría que no estaba anteriormente.
Andrés
se va acercando al lugar desde donde proceden las voces, se dirige
algo angustiado, un sudor frío le empieza acorrer por la espalda.
Distingue
la sombra de la cabeza del hombre que pide auxilio, no se aprecia
nada más.
-Dios
que deforme es el hombre,se dice mientras de va acercando, quisiera
ir más rápido pero algo le impide moverse, sus pasos son muy
pesados, algo le impide aligerarlos, esto le crea una sensación de
terror, incluso tiene un ligero temblor, a pesar del frio las perlas
de sudor asoman por los poros de su frente.
Ahora
comprende por qué no puede avanzar más deprisa, el pánico se lo
impide. La voz lastimera, de tono penetrante, le sigue llamando, algo
a cambiado, se oyen murmullos de más voces casi inadvertidas, al
unisono, como un eco que repiten la misma frase – venga buen
hombre, por favor, acérqueseee -.
Ahora
quisiera marcharse, salir corriendo hasta su casa, hay algo que no
comprende y sin embargo no puede retroceder, igual que un imán atrae
al hierro él se sentía atraído.
Está
a un paso del árbol, es un seco tronco centenario con ramas nuevas,
muerto y resucitado, cree ver más cabezas en el viejo tronco, unas
nuevas ramas se ha enganchado a sus ropas y lo atraen, distingue
perfectamente los rostros de seres diabólicos que forman parte del
tronco, mientras es engullido por un hueco de él, incapaz de emitir
un sonido.
El
viejo tronco tiene una protuberancia nueva que asemeja un rostro
humano y una verde rama nueva.