Madre, no me acostumbré nunca a decir
mamá aprendí siempre a repetir
mujer que de joven aprendiste a sufrir
Inocencia pura
rosa en un trigal
segada sin ser madura.
Tu sufrimiento sentí
cogidos de la mano
juntos por las calles
manándote perlas vi
lenguas como puñales
querían herirte a ti.
Trabajadora entre telares
entre melocotoneros y perales
entre surcos de barrizales.
Mamá tres veces eres
de un chico y dos mujeres
tus hijos son amores
a los que tú proteges
los perdonas y los quieres.
La rosa siempre en su jardín
con mucho cariño y esmero
la cuida y riega el jardinero
la flor que ve pasar el tiempo
feliz se marchita y con amor
por que le canta su agricultor.
José Portillo
Que bonic el teu poema, Josep. Fer honor a la mare en un poema és de les coses que mes pot agrair-te.
ResponderEliminar